l indio es, a pesar de todo lo que se diga, una conciencia en nuestra vida, una base de nuestro presente y una ruta hacia el futuro. No valemos por sí sino por algo. El hombre es hombre aquí y en todas partes. La cultura tiene una misión: servir la lucha de los pueblos, por eso no tiene límites no fronteras. El indio antes que cualquier otra cosa es humano y es nuestro antepasado, que en las horas más amargas y ácidas alza cabeza en nuestra sangre con el afán de florar sus sentimientos, lleno de entusiasmo por salir de su silencio pétreo. Pero somos incapaces de tomarlo de la mano y conducirlo a nuestras pupilas para que vea el mundo como lo ven nuestros ojos mestizos. Le negamos vigencia a su dolor y le cerramos la puerta a su soledad. Estamos con la sangre latiendo en otro meridiano que no es el nuestro, sin que esto se tome como limitación a los problemas del hombre, sino muy al contrario, como afirmación de tales, porque seremos mucho más capaces de ser luchadores por el dolor de otros pueblos, cuando tengamos mejor conocimiento del nuestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario