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miércoles, 27 de abril de 2011
Tomemos partido!
La reforma a la Ley Electoral.
Atrás quedaron las múltiples violaciones a la Ley Electoral, las acusaciones de campaña anticipada, las pintas en la propiedad pública, los árboles y hasta en las piedras; los reportes que no fueron entregados, las multas que no han sido pagadas, la encuestas “prohibidas” pero publicadas, y una lista interminable de muestras del más absoluto irrespeto a la Ley.
El próximo dos de mayo se dará el banderazo y a partir de esa fecha se iniciará un nuevo proceso electoral que decidirá el futuro de nuestro país. Pero, ¿qué podemos aprender de esta etapa preelectoral en la que el Estado de Derecho y las instituciones han quedado tan maltrechas? Sin duda, la lección primordial es el entendimiento que esa reforma, tan necesitada en Guatemala, conlleva una reforma política; es decir, una reforma profunda de la Ley Electoral y de Partidos Políticos que trate temas esenciales, como: el financiamiento público, las sanciones esenciales, la reducción del número de posibles recursos frívolos, y el aumento significativo de los afiliados necesarios para formar un partido político.
Por definición, los partidos políticos son movimientos sociales que hacen una propuesta por la que la gente “toma partido”.
Para que se hable de un movimiento social debería tener por lo menos, uno o dos por ciento del padrón electoral; es decir, un partido político no debería tener menos de cien o ciento cincuenta mil afiliados, si de verdad representa a una base social del país. También debería tener organización en los veintidós departamentos y estar presente con organización partidaria real, en los trescientos treinta y tres municipios. Solo así estaríamos hablando de verdaderos partidos políticos y no de lo que vemos hoy; que ni siquiera llega a maquinaria electoral.
Es sabido que muchos partidos carecen de organización partidaria real, aun en municipios que han reportado como municipios legales ante el Registro de Ciudadanos del Tribunal Supremo Electoral (TSE). Hoy no resulta difícil, ni caro, mantener a unas quince o veinte personas afiliadas en un municipio, y pagarles a cada uno para que asistan cada dos años a las Asambleas que garantizan la vigencia legal de dicho partido. Eso debe terminar. No vamos a salir del subdesarrollo político sin una reforma política profunda.
Ahora nos toca el proceso electoral. Seis meses de propaganda, ojalá muchas ideas, debates y propuestas. Esperamos que se trate de una verdadera fiesta cívica, donde el perdedor sea el abstencionismo.
¡Confío en Guatemala!
miércoles, 20 de abril de 2011
sábado, 9 de abril de 2011
miércoles, 6 de abril de 2011
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